Wednesday, May 16, 2007

Hija, no me pidas que te reconozca


O

Libertad de expresión, hija bastarda

De unos meses para acá, desde que fue anunciado el cierre de RCTV, se ha venido acumulando un sentimiento de paternidad irresponsable, de mi parte hacia la libertad de expresión. Recuerdo cómo sutilmente comenzó todo, estaba convencido de que podría convencer a un amigo en que la vanguardia en la lucha por una mejor comunicación estaría en preservar este año, la a veces ocurrente, y en otras ocasiones, la infeliz diferencia que representa RCTV. Lo que recibí en respuesta fue exactamente esto: "¿Y tú, en una marcha, te vas a parar a al lado de Marcel Granier y Miguel Ángel Rodríguez?, ¿y vas a decir "no cierren nuestros medios"?

En ese momento mi colega periodista me contagió una risita que más bien era un amago de mueca y percibí algo raro con el tema de RCTV. No supe que responderle al compañero pero sí tenía las ganas, sin embargo por no tener la habilidad necesaria para salir al paso, esa fue la gota inicial del sentimiento de culpa como padre irresponsable.

Por supuesto pasaron los meses y ha pasado mucha agua debajo del puente, elementos inesperados han surgido en otras conversaciones, también han ocurrido cosas que ahora mientan como públicas y notorias (carta de Rhona Ottolina, por ejemplo). Pero de manera frecuente, en todo espacio de intercambio siempre ha emergido un obstáculo que impide a una u otra persona defender de manera más fluida la accidentada diversidad que se cristaliza en RCTV. O alguien tiene una culebra personal con Marcel Granier, o de repente salta el crítico más exigente de televisión que hay en nosotros. Cuando eso ha pasado más sospecho y más descubro la capacidad de autoengaño del venezolano.


Defender a Marcel Granier da alergia y grima, y naturalmente él se ha encargado en gran parte en que la confrontación RCTV - gobierno se de como un duelo entre Sábata viene a matar y el Jinete pálido. ¿Pero cómo explicar que si queremos construir una democracia, empresarios como Granier son, (Dios mío, perdóname por lo que voy a decir) contrapesos autoritarios en un sistema que tiende a un autoritarismo mayor desde el Estado? Marcel es necesario para la democracia en este momento, tanto como lo es que Hugo cumpla su ciclo político en la presidencia de la República. Estas son las joyitas de tipos de líderes que nos gastamos pero que a falta de los líderes que no conocemos aún y que viven en el anonimato, no nos queda otra.

Le pido al atento lector que se percate de que a pesar del extenso párrafo que me acabo de lanzar, he perdido la oportunidad de defender la libertad de expresión. Tal vez haya defendido la bizarra diversidad de Granier, pero no me he metido en el tema, siempre se me escapa, y me atrevería a decir, que se nos escapa.

El argumento de la mala televisión es el que más risa me da, porque generalmente es el más visceral pero el que inconscientemente es el más peligroso. Primero que todo, la televisión de buena calidad no se decreta. Los marxistas lo deberían saber bien, si hay condiciones históricas y sociales para una revolución, hay o no hay condiciones históricas, estructurales, educativas y sociales para una BBC. En los últimos años en que cualquier gesto comunicativo se ha implementado como la descarga de munición, es evidente que la incipiente TVES seguramente termine siendo más de lo mismo.

Lamentablemente la democracia no atiende y no nos garantiza la calidad cada uno de sus componentes, podemos tener malos gerentes de TV y peores políticos en la asamblea. La democracia no nos permite eliminar a los malos ni mediocres políticos, algo de lo que el gobierno y la oposición saben aprovechar mucho, y esto resulta que me lleva al mismo tema de la diversidad. La mediocridad es un matiz necesario para la diversidad y la democracia, tanto como los derechos de la mujer. !Defiendo fervientemente el derecho a ser mediocre sin perjudicar la libertad del otro! Por favor, no seamos hipócritas ni nos ahoguemos en la doble moral, una vez más: el gobierno y la oposición saben aprovechar muy bien esto de la mediocridad, en eso han sido tremendamente exitosos.

Erradicar lo malo y lo mediocre me trae una imagen a la cabeza que me cuesta sacar, y es la idea de la superioridad racial de los nazis y del fascismo frente a los minusválidos, los que no alcanzaban el estándar de la "normalidad". Quizá el pequeño crítico de TV o cine sea pues la fachada más inocente de un acto reflejo fascista y peligroso. No podemos evaluar la gravedad del momento de la no renovación de la concesión a RCTV, con la frivolidad de un columnista que hace crítica de cine. Si usted se siente enfermo y tiene tanta rabia que desearía otros tipos de programas, lo invito a producirlos.


Fíjese atento lector que una vez más me he desviado y no he abordado en grueso el tema de la libertad de expresión y eso es parte de mi reflexión final. Creo que cada desvío sin retorno al tema de la libertad de expresión, es una manera misma de minusvalorarla y despreciarla. Es como esas hijas naturales que uno veía en el ciclo de oro del cine mexicano, que eran una vergüenza permanente para la familia y era a la vez su secreto mejor guardado.

Entonces creo que todos, cada uno de los venezolanos, hemos aniquilado de poquito a poquito y debilitado la libertad de expresión. Cuando mi critica a la calidad lo que hace es trivializar el tema, cuando Marcel Granier desde el 2007 no ha atenuado su liderazgo y el perjuicio que cierne sobre RCTV, para tripularla en un vuelo kamikaze final, cuando el gobierno tiene la ingenua ilusión de estar excluyendo para siempre a Granier, pero no se da cuenta de la puerta que deja abierta para los marceles del futuro. Porque además creo que más que la boina, el gobierno se está atornillando el logo de RCTV en la frente (efecto "cada 11 tiene su 13").

Pero creo además que todos la terminamos de lapidar cuando no dejamos que el otro hable porque pensamos que puede tener la razón o debilitar nuestros argumentos, cuando subestimamos lo que pueda decir el otro, o como hace Andrés Izarra que se concentra en descalificar a Andrés Cañizalez, pero ni pío de los temas que este último menciona. No le pares Cañizalez seguramente Izarra se disculpe más adelante en una reunión en privado.

La libertad de expresión se debilita cuando los periodistas permanecen inermes y no se organizan lo suficiente para fortalecerse y en cambio se mantienen paralizados, o agobiados o hartos. Cuando sabemos el efecto dominó que tendrá la salida de RCTV y la autocensura que va a generar en los propietarios y en los periodistas. Contamos además con el nefasto precedente de Cisneros que de extremo conspirador pasó a extremo albacea del gobierno, con la baja en el trayecto de los espacios de opinión de Venevisión.

Pero más le fallamos a la libertad de expresión cuando nos vemos acorralados ante todo este panorama, y la única salida desesperada es ir a una marcha porque es lo "único" que se puede hacer. Se ha desperdiciado demasiado tiempo y un intento fallido por preservarla se suma a otro, a otro y a otro, porque sabemos que esto también nos lo vamos a tener que tragar, bailar o fajar, la metáfora que usted lector decida escoger.

Otra idea simple me llega a la cabeza después de tanto enredo y es que quizá la libertad de expresión es algo que no sabemos para qué sirve. Un trasto viejo heredado, del cual perdimos el manual o no nos interesó conservarlo. Como los músculos del cuerpo y el cerebro, lo que no se utiliza se atrofia y creo que con la libertad de expresión nos va a pasar.
Seguimos negando a la carajita, a la especie de hija natural en que se ha convertido, una relación vergonzosa porque las condiciones en que se encuentra son evidencia del gen autoritario, perejimenista y del gendarme necesario, que tenemos todos por dentro.